Paulina y la paloma de barro

 

 

Portada finalVicky Canales

Ilustraciones de Amanda Mijangos

México: Pearson, 2017

Los niños, esos seres extraños de los que nada se sabe, esos seres salvajes que no entienden nuestra lengua.

Jorge Larrosa

Cuando las preguntas se quedan sin respuesta, el silencio empieza a ocupar el lugar de la palabra. Eso lo sabe muy bien Paulina, a quien nadie supo responderle o nadie quiso responderle aquella interrogante que invadió su vida y la llenó de angustia desde aquella noche en que, en medio de gritos y ladridos de perros, unos hombres se llevaron a su padre. Incluso, la melodía del charango que la acompañaba todas las tardes, se marchó para formar parte de un silente recuerdo. A partir de ahí, su vida sufre una rotunda fractura signada por un ruidoso mutismo y un violento desarraigo.

Antes de aquel suceso las cosas estuvieron marchando de forma extraña, pues los hombres que se cubrían el rostro con un pasamontañas y los hombres que solían llegar en un carro grande y oscuro, tenían por costumbre reunir a la gente del pueblo. Los unos, para pedir, a punta de gritos y amenazas, víveres y medicinas; los otros, para, también a punta de gritos y amenazas, hacer preguntas que Paulina no lograba comprender pero que le hacían sentir mucho miedo. Por tanto, era hora de partir. Junto a su madre y un numeroso grupo de familias, emprenden el viaje de Ayacucho hacia Lima con un único objetivo: vivir en paz.

Esta gran urbe es extraña para Paulina. El camino a la escuela ya no está rodeado de cerros verdes y ya no puede jugar a las carreras para determinar quién es el más rápido en llegar a la misma, tampoco puede lanzar piedras al río y, mucho menos, recoger tunas por el camino. En Lima la carrera es contra el tiempo, las piedras se han escondido, el verdor ha desaparecido y las frutas vienen en bolsa o se compran en el mercado. La convivencia es con un cielo gris y retaceado que apena se asoma por la pequeña ventana del salón de clases, las voces de quienes le hablan han abandonado ese ritmo acompasado que ella solía escuchar y muchas palabras se tornan incomprensibles, como la palabra “garúa” o, como le dijo la señora de la bodega, lluvia light.

De esta manera, Paulina y la paloma de barro presenta un mundo que se despliega desde la paratextualidad, es decir, la portada nos revela parte de los elementos poéticos y contextuales del relato. Este se manifiesta desde los ojos asustados de una niña de nueve años, cuya vida se quiebra a causa de la violencia. Con un inicio in media res y con un final abierto, la propuesta narrativa se aleja de las estructuras tradicionales que caracterizan a la literatura infantil y el lirismo, que se filtra, a partir de los recuerdos de Paulina, está constituido por elementos bucólicos que nos acercan románticamente a la vida campestre. El manejo de los contrastes (campo- ciudad, luz- oscuridad, grande- pequeños, gris- celeste, niños- niñas…) que se perfilan en las imágenes, a través de las bien logradas descripciones, tensan las asimetrías en la relación de Paulina con sus compañeros en la escuela, con los adultos y la urbe.

Particular atención merecen los elementos que caracterizan, por su lugar de procedencia, a la protagonista, porque sufren una metamorfosis a lo largo de la historia en cuanto a lo que significan para sus compañeros de escuela: si en un principio son motivos de burla, se convierten, después, en un puente que reconcilia a ambos mundos y augura un devenir más grato para la pequeña protagonista. Por su parte, las ilustraciones enfatizan la atmósfera nostálgica que rodea a la historia y remarcan las características del arte popular ayacuchano sin dejar de lado el componente lúdico del mundo de la infancia.

Lamentablemente, esta obra no ha sido publicada por una editorial presente en el Perú, [i] aún cuando es urgente hablar sobre la etapa de la violencia terrorista que padeció nuestro país en el periodo 1980- 2000, el mismo que se ha constituido, en palabras de Salomón Lerner, en una marca de horror y de deshonra para el Estado y la sociedad peruanos[ii]. En ese sentido, Paulina y la paloma de barro es un alegato por la memoria porque si las armas y la indiferencia silenciaron muchas voces, dejaron preguntas que aún no son respondidas y heridas aún abiertas, es hora de devolver la voz y es hora de dejar de pensar que los niños son seres a los que no les afecta el sistema social, político y económico en el que viven.

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[i] Por este motivo, la obra ha sido publicada en México y forma parte del catálogo IBBY México 2017, institución que selecciona, anualmente,  los mejores libros de literatura infantil y juvenil  publicados en dicho país.

[ii] Discurso de presentación  del informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, pronunciado por Salomón Lerner, presidente de la mencionada institución. http://www.cverdad.org.pe/ifinal/discurso01.php